miércoles, 19 de febrero de 2014

NARILA Y LA DECLARACIÓN DE LA ALPUJARRA COMO PATRIMONIO HISTÓRICO DE LA HUMANIDAD.

Desde que comenzó la aventura por la la declaración de la Alpujarra como Patrimonio Histórico de la Humanidad hemos desarrollado diferentes percepciones.

En principio, ¿quien puede estar en contra de que se reconozca las peculiaridades y singularidades de la tierra en la que hemos nacido? Pues, evidentemente...., nadie. Sin embargo, este tipo de reconocimientos nos generan ciertas dudas e inquietudes, y sobre todo nos plantean muchos interrogantes.

Conocemos bien la repercusión que tuvo otro tipo de reconocimientos anteriores, como la declaración de parte de la Alpujarra como Bien de Interés Cultural o la declaración como Parque Natural. Sabemos que a este tipo de “declaraciones” indefectiblemente les acompaña posteriormente el consiguiente desarrollo normativo. Y es precisamente aquí donde se generan más dudas.

Sabemos que con la declaración BIC se establecieron mecanismos de protección de aquellos elementos singulares que formaban parte de la arquitectura tradicional alpujarreña. Fue necesario desarrollar las correspondientes ordenanzas urbanísticas que regularon la tipologia de las nuevas construcciones y de los materiales a utilizar. Produciéndose circunstancias tan curiosas, como que se delimite las alturas permitidas, el tipo de cubierta en las edificaciones, los materiales autorizados en las obras, etc.. Por poner un solo ejemplo, en la zona BIC no está permitido la instalación de ventanas de aluminio tienen que ser irremediablemente de madera (recordemos que en Cádiar existen varias carpinterías metálicas que trabajan muy bien las ventanas y puertas de aluminio que simulan la madera).
Otro de lo efectos no deseados de la declaración BIC de la Alpujarra fue la burocracia añadida. El otro día comentaba un alcalde alpujarreño que para la simple tramitación de un expediente urbanístico de licencia de obras se llevaba de seis meses a un año puesto que había que recabar los correspondientes informes de Cultura para poder conceder la licencia de obras.

Con todo esto no queremos decir que estemos en desacuerdo o en contra de la declaración de la Alpujarra como Patrimonio Histórico de la Humanidad, simplemente queremos resaltar que han faltado explicaciones a los vecinos y a nuestro propio grupo político en el ayuntamiento.
La propuesta se trajo para ser debatida en un Pleno en el que nos abstuvimos ambos grupos (PP y PSOE) y no volvimos a tener noticias del asunto hasta que la Diputación y la Universidad presentaron oficialmente la propuesta. Nadie se ha tomado la molestia de explicarnos en que medida puede incidir la declaración desde el punto de vista del desarrollo turístico y urbanístico en la zona. Nadie se ha tomado la molestia de aclararnos en que consistirá el posterior desarrollo normativo. Nadie se ha tomado la molestia de aportar algún estudio comparativo de como ha incidido la declaración en otros lugares desde el punto de vista del desarrollo económico. Nadie se ha tomado la molestia de informar debidamente a los vecinos de las repercusiones que puede acarrear la declaración (repercusiones positivas y negativas). Parece que hay mucho interés por parte del PP y de la Diputación por colgarse la medalla cuanto antes. Cuando éste debería de ser un proyecto que aunara voluntades no solamente entre las diferentes administraciones y los diferentes partidos políticos sino fundamentalmente entre la mayoría de los vecinos alpujarreños.

Nuestra percepción es que la declaración de patrimonio histórico implicará mecanismos de protección para salvaguardar aquellos elementos singulares que forman parte de nuestro patrimonio histórico, cultural y natural. Por poner algunos ejemplos, los huertos tradicionales, la red de acequiaje, elementos arquitectónicos típicos alpujarreños (los cortijos, los terraos o cubiertas de launa, los tinaos, las paratas y balates de piedra, las fuentes y las albercas, los molinos de agua, las almazaras, etc..). Desde nuestra perspectiva nada que objetar a que se establezcan medidas de control y protección de todos estos elementos singulares que forman parte de la cultura tradicional alpujarreña. No en vano tenemos la obligación de proteger todo ese acerbo cultural que hemos heredado, pero todo esto no tiene porque ser incompatible con el desarrollo económico, el desarrollo industrial y el desarrollo urbanístico que requiere la zona. Tampoco estaría de más que se informara de las repercusiones de la declaración a los vecinos, a las asociaciones culturales, a las comunidades de regantes y a todos aquellos que puedan verse afectados por la declaración.

Centrémonos ahora en nuestro municipio. Según se nos ha explicado la declaración de Patrimonio Histórico de la Humanidad afectará propiamente al entorno y al núcleo urbano de Narila, el resto del término municipal de Cádiar entraría en una catalogación diferente, según se nos comentó seríamos “zona de amortiguamiento”. ¿Qué quiere decir esto? Pues que la declaración como patrimonio histórico sólo incluiría el entorno y el núcleo urbano de Narila. Lo curioso del tema es que lo que no se descarta desde la administración es que el posterior desarrollo normativo que irremediablemente acompañara a la declaración no termine también afectando al resto del término municipal. Es decir, que aunque al resto del municipio no se nos reconozca como patrimonio histórico si es bastante probable que suframos sus consecuencias.


Plaza y fuente de Narila.


Dibujo diseñado por Colin Bertholet

Imagen en perspectiva de Narila y Cádiar













Al hilo de todo esto, si nos produce cierta perplejidad la ejecución de una subvención dentro del plan Encamina 2 de la Junta de Andalucía que se está impulsando en estos momentos por el ayuntamiento de Cádiar en el camino de Narila. En esta subvención se contemplaba el ensanche y el arreglo del camino procediendo a la construcción de diferentes muros de mampostería en los laterales del camino. Lo que nos llama la atención en la ejecución de los muros es que mientras que en algunos de ellos se está utilizando piedra de pizarra imitando los balates tradicionales de la Alpujarra, en los otros muros se ha recurrido a hormigón y a piedra de cantera amarilla. Es decir, que mientras que por un lado defendemos el reconocimiento de los balates de pizarra como elementos singulares de la arquitectura tradicional alpujarreña por otro lado impulsamos la construcción de muros que nada tienen que ver con nuestras raíces culturales.


Muro piedra de cantera amarilla
Muro tradicional de piedra de pizarra
 Estarán con nosotros en que no deja de resultar algo incongruente.



No hay comentarios:

Publicar un comentario