martes, 22 de octubre de 2013

Y DE PRONTO SE HIZO LA OSCURIDAD



Ni a la luz de los candiles.

Cuando las tinieblas se apoderan de la noche, la luz amarillenta y ocre de la nueva iluminación que desprenden las farolas nos sumerge en la más profunda de las melancolías posibles. El pueblo está más triste que nunca. ¡Vamos a terminar todos al borde de la depresión colectiva!

Calle San Isidro.
Furgoneta aparcada Fuente del Prado.
 
Dicen, “que de noche todos los gatos son pardos”, pero es que ahora, con esa luz que nos han puesto, no se ven ni los gatos.  

Estamos de acuerdo en que se adopten medidas para favorecer el ahorro energético y para reducir la contaminación lumínica, pero de ahí ha dejarnos en la más absoluta de las penumbras hay un límite. En nuestro pueblo los puntos de luz de las diferentes luminarias están muy espaciados y ofrecían, ya de por si, una iluminación bastante pobre, si a todo ello le sumamos ahora la instalación de lámparas amarillas nos encontramos con que la iluminación resultante pasa a ser paupérrima y deficiente.

Existen muchos sistemas de iluminación de bajo consumo. Están las lámparas de vapor de mercurio, las lámparas  de vapor de sodio (éstas últimas más económicas que las anteriores desde el punto de vista del consumo), están las lámparas de LED, etc.., todas ellas contemplan la posibilidad de ofrecer diferentes tonalidades y colores, pero la más común suele ser la luz blanca, o al menos suele serlo en aquellos lugares que tienen deficiencia de puntos de luz. La luz blanca es menos cálida pero alumbra más. Existen también otras medidas para favorecer el ahorro energético, como pueden ser la instalación de dispositivos reguladores de la potencia en función de la intensidad de la luz que se necesita en cada momento o la instalación de temporizadores que permiten a determinadas horas desconectar algunas farolas de manera alterna (no se necesita tener encendidas las mismas farolas a las siete de la tarde que a las cinco de la mañana y tampoco es necesario tener iluminado totalmente el paseo de la carretera a altas horas de la madrugada).

Por otro lado, entendemos que si hay una subvención que contempla la instalación de 200 puntos de luz de bajo consumo, se podría haber sido más selectivo a la hora de determinar los lugares adecuados para su instalación. No es lo mismo la iluminación del centro urbano o centro comercial del pueblo que la iluminación de la carretera o que otras zonas del municipio. La calle San Isidro, la calle Real, la plaza de la Iglesia, la plaza de España y la Avenida de Andalucía es, fundamentalmente, donde se concentran la mayoría de los negocios locales y donde se requiere un sistema de iluminación adecuado que responda a las necesidades de los diferentes comercios.

En fin, que estamos de acuerdo en la instalación de un sistema de iluminación de bajo consumo, porque puede suponer un ahorro del 30% o el 40% en la factura de la luz, pero lo que no nos gusta es la manera en que se ha realizado. Y desde luego lo que no nos gusta tampoco, bajo ningún concepto, es esa desagradable luz amarillenta. Pero ya se sabe…., para gustos los colores.

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